La enfermedad por depósito de pirofosfato de calcio (CPPD, por sus siglas en inglés) es un tipo de artritis. Es causada por depósitos de cristales de fosfato de calcio en las articulaciones y tiene características similares a la gota. Un ataque de CPPD puede ocurrir repentinamente y causar dolor intenso, inflamación y discapacidad.

La CPPD se conoce con otros nombres, como pseudogota, un término más antiguo que aún se usa en muchas prácticas médicas, y condrocalcinosis es un término relacionado que se refiere específicamente a los depósitos de calcio que se desarrollan en el cartílago de las articulaciones.

Síntomas

Con CPPD, la formación progresiva de calcio en las articulaciones puede desencadenar brotes ocasionales de síntomas de artritis inflamatoria que incluyen dolor, rigidez, hinchazón, fatiga, febrícula y restricción de movimiento.

El riesgo de CPPD tiende a aumentar con la edad. Según las estadísticas del Colegio Americano de Reumatología, el desarrollo de cristales de calcio ocurre en casi el 3% de los adultos de 50 años. Ese número aumenta a casi el 50% cuando una persona llega a los 90.

No todas las personas que desarrollan cristales de CPPD experimentarán síntomas. Del 25% que lo hace, la mayoría tendrá episodios dolorosos en las rodillas o experimentará dolor e inflamación en los tobillos, codos, manos, muñecas u hombros. Los ataques de CPPD pueden durar desde unos pocos días hasta varias semanas.

Los ataques de CPPD pueden desencadenarse por una enfermedad grave, una cirugía, un traumatismo o un esfuerzo excesivo extremo. Con el transcurso de los años, la enfermedad puede causar un deterioro progresivo de las articulaciones, lo que resulta en una discapacidad a largo plazo.

Alrededor del 5 % de las personas que tienen CPPD desarrollarán una afección similar a la artritis reumatoide crónica que involucra las articulaciones periféricas y afecta las mismas articulaciones en diferentes lados del cuerpo, como las muñecas o las rodillas.

Diagnóstico

El diagnóstico de CPPD a menudo se retrasa porque los síntomas suelen confundirse con tipos más comunes de artritis, como la osteoartritis, la artritis reumatoide y la gota (una enfermedad caracterizada por la formación de cristales de ácido úrico).

El diagnóstico generalmente implicará la aspiración de líquido de la articulación afectada y el análisis de los depósitos cristalinos en el laboratorio.

El médico también puede solicitar pruebas de diagnóstico por la imagen, como una ecografía, una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN) para ayudar a identificar masas calcificadas alrededor de la articulación.

Tratamiento

A diferencia de la gota, en la que los cristales de ácido úrico se pueden disolver con medicamentos, los cristales involucrados en la CPPD son insolubles (lo que significa que no se pueden disolver).

El tratamiento, por lo tanto, se centra en el alivio de los síntomas y la prevención de futuros ataques.

Las opciones farmacéuticas incluyen:

Se puede considerar la cirugía para extirpar una masa calcificada de una articulación, aunque todavía se considera experimental, con datos limitados para respaldar su uso.

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