La ansiedad en los EE. UU. es, con mucho, la afección de salud mental más común, y puede variar desde una sensación fugaz de malestar hasta un trastorno continuo más grave. Los investigadores han explorado durante mucho tiempo los genes y los factores ambientales juntos para examinar sus efectos sobre el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.

En un estudio reciente, los científicos profundizaron en el vínculo entre el racismo y la ansiedad, teniendo en cuenta a quienes pueden o no tener una disposición genética al trastorno.

«La ansiedad y los trastornos relacionados son un gran problema de salud pública en los Estados Unidos». Adolfo G. Cuevas, PhD, un profesor asistente de salud comunitaria y director del Laboratorio de Determinantes Psicosociales de la Salud en la Escuela de Artes y Ciencias de Tufts, le dice a MEDSALUD. «Los investigadores en el pasado han propuesto que la exposición a la discriminación es un factor de riesgo para la mala salud mental. Sin embargo, un problema que quedó sin resolver es si los informes de discriminación son un subproducto del riesgo genético subyacente de ansiedad. En otras palabras, ciertos genes pueden afectar nuestras emociones e influyen en nuestro estado de alerta incluso ante eventos no emocionales y neutrales».

Lo que esto significa. Para ti

Experimentar discriminación puede aumentar su riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos. Si está luchando contra la discriminación y la ansiedad en su vida diaria, considere comunicarse con alguien en quien confíe, ya sea un ser querido o un proveedor de atención médica.

El estudio

Para el estudio, el equipo de investigación entrevistó a 1500 adultos de entre 25 y 74 años. Hombres y mujeres estuvieron representados casi por igual.

Se utilizaron tres criterios para medir la discriminación y otras formas de exclusión social:

  • discriminación cotidiana, que los investigadores describieron como «ser tratados con menos cortesía que otras personas» y «recibir un servicio más deficiente que otras personas en restaurantes o tiendas».
  • Gran discriminación, que los investigadores describieron como «desanimado por un maestro o asesor de buscar una educación superior» y «que se le impidiera alquilar o comprar una casa en el vecindario que deseaba».
  • Discriminación laboral crónica, aclarado por los investigadores como «recibir injustamente los trabajos que nadie más quería hacer» y «si su supervisor o jefe usa insultos o bromas étnicas, raciales o sexuales».

Después de controlar el aumento del riesgo genético de ansiedad, depresión y otros factores, los investigadores encontraron un fuerte vínculo entre la ansiedad y la discriminación en los participantes.

“Esto agrega más evidencia de que los informes de discriminación son reales y los médicos, los funcionarios de salud pública y los líderes políticos deben tomarlos en serio”, dice Cuevas. “Necesitamos abordar la discriminación a nivel de la población para mejorar la salud mental y reducir las disparidades de salud mental existentes”.

La ansiedad también se asocia con condiciones de salud crónicas como enfermedades cardíacas, hipertensión y diabetes. Estas condiciones pueden comenzar a afectar la salud física más allá del bienestar mental.

Cuevas espera que la investigación cambie la forma en que hablamos sobre la discriminación y el racismo. “Cuando la gente habla de discriminación, no es algo que sucede ‘en su cabeza’”, dice Cuevas. “Estas experiencias son reales y pueden tener efectos reales en la salud. Deberíamos tener conversaciones más abiertas sobre cómo podemos mejorar el tratamiento y la comunicación, así como reducir las desigualdades sociales y de salud existentes que plagan a los EE. UU.”

El camino a seguir

Es importante que aquellos que sufren racismo entiendan que los sentimientos de ansiedad son, desafortunadamente, normales. Sin embargo, eso no significa que tengas que experimentar estos sentimientos solo.

“Se ha demostrado que tener una red de apoyo sólida es una herramienta poderosa para hacer frente a las experiencias discriminatorias”, dice Cuevas. “Alguien que pueda escuchar y validar las experiencias realmente puede ayudar a aliviar parte de la toxicidad asociada con eventos negativos como la discriminación. Las víctimas de discriminación no deben interiorizar estos hechos.

Considere comunicarse con alguien en quien confíe para hablar sobre sus experiencias. “Una pareja, un amigo, un familiar o incluso un vecino pueden ayudar a recordarle a la persona que pertenece a la comunidad y que es un miembro valioso de esa comunidad”, dice Cuevas. “Sin embargo, la carga no debe recaer sobre la víctima de la discriminación. »

Pero más allá de las acciones individuales, Cuevas dice que la reforma a nivel local y federal para frenar las prácticas discriminatorias son las acciones que actualmente pueden marcar la mayor diferencia.

«Las personas en posiciones de poder, como los líderes políticos y los funcionarios de salud pública, deben encontrar formas efectivas de abordar los problemas del estigma, el racismo y otras formas de discriminación», dice Cuevas. «Abordar estos problemas a nivel de políticas es la forma más efectiva de reducir la exposición a la discriminación y mejorar la salud mental a nivel de la población».

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