Tu hijo solo comerá alimentos crujientes. A su hija le encantan las verduras pero se niega a comer frutas. Su niño pequeño se atraganta con cualquier cosa que no esté hecha puré. Su hijo preadolescente solo comerá pizza y nuggets de pollo. La abuela dice que está malcriado y que solo tienes que ser firme con él.

El abuelo sugiere pagarle un dólar si limpia su plato. Los amigos te dicen que el secreto para que los niños coman cualquier cosa, cualquier cosa, es la salsa de tomate. O aderezo ranchero. ¿O tal vez mostaza con miel? Lo has intentado todo, pero nada parece funcionar. ¿Tu hijo es quisquilloso con la comida? ¿O podría tener un problema médico oculto?

Sí, podría haber un problema

Los trastornos de la alimentación son sorprendentemente comunes en la primera infancia: un estudio encontró que entre casi una cuarta parte y la sorprendente mitad de los niños pequeños sufren un trastorno de la alimentación (la amplia gama se debe a las diferentes definiciones de «trastorno de la alimentación» que se utilizan ).

Por supuesto, no todos los comedores quisquillosos son iguales, y los problemas médicos que pueden subyacer a los quisquillosos para comer pueden manifestarse de diferentes maneras. Hágase estas preguntas sobre la alimentación de su hijo y luego lea más sobre las posibles causas y soluciones médicas:

  • Niños con aversiones a las texturas: ¿Rechaza su hijo alimentos con cierta textura (húmedos, crujientes, gelatinosos?
  • Niños que solo comen uno o dos alimentos: ¿Su hijo limita rígidamente su dieta a solo un puñado de alimentos?
  • Niños que se atragantan con los alimentos sólidos: ¿Su hijo se atraganta o se atraganta con alimentos que no son puré o líquidos?
  • Niños que no quieren comer nada: ¿Rechaza su hijo toda la comida, o solo logra tragar la comida cuando se lo ruega o lo coaccionan?
  • Niños que no comen [Insert Food]: ¿Su hijo se niega a comer un alimento en particular?

Diagnosticar cualquier problema médico temprano

Sí, los caprichos para comer pueden ser solo una fase. Pero es importante trabajar con su pediatra para diagnosticar cualquier problema de alimentación que se extienda más allá de las simples luchas de poder inspiradas en los niños pequeños (y de corta duración). Un estudio reciente encontró que incluso los niveles moderados de la llamada «alimentación selectiva» están asociados con síntomas de ansiedad y depresión, incluso en niños muy pequeños.

Ese estudio, que analizó a más de 900 niños de 24 meses a casi seis años, encontró que los niños que practican una alimentación selectiva tienen más probabilidades de sufrir ansiedad, depresión y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Cuanto peor sea la alimentación selectiva, mayor será el riesgo de problemas psicológicos, anotaron los investigadores. Además, la alimentación selectiva de los niños afectó negativamente la dinámica de sus familias.

El estudio concluyó que los pediatras deberían tomar medidas para corregir el problema, incluso si el niño en cuestión solo tiene un problema alimentario selectivo «moderado». Esto podría lograrse a través de asesoramiento dietético y terapia conductual.

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