La esperanza de vida se refiere al número promedio de años que se espera que viva un individuo. Puede verse afectado por el historial familiar y de salud de esa persona, la genética, el medio ambiente, los factores del estilo de vida como la dieta e incluso la edad y el sexo.

La esperanza de vida también puede referirse al número promedio de años que se espera que viva un grupo de personas o una población específica. Ya sea que se refiera a un individuo o a un grupo, la medida más común de la esperanza de vida es la esperanza de vida al nacer, que es la edad que se espera que viva un recién nacido dadas las tasas de mortalidad específicas por edad en el momento de su nacimiento.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la esperanza de vida al nacer de una persona nacida en 2018 es de 78,7 años. Sin embargo, como se mencionó, la esperanza de vida puede verse afectada por ciertos factores. Un ejemplo es el sexo asignado al nacer. La esperanza de vida al nacer de un bebé varón nacido en 2018 es de 76,2 años, mientras que la de una recién nacida es de 81,2 años.

Cambios en la esperanza de vida

Por ejemplo, la esperanza de vida al nacer de alguien nacido en 1943 era de unos 68 años. Si esa persona sobrevivió hasta los 65 (en 2008), podría esperar vivir otros 18,8 años, lo que significa que su esperanza de vida ya no sería la misma que tenía al nacer: era 8,6 años más que la esperanza de vida de las personas nacidas en 2008. 86,8 años.

Si esa persona vivió hasta los 75 años (en 2018), su esperanza de vida aumentó a 87,3, 8,6 años más que el promedio de los niños nacidos en 2018.

Venciendo las dificultades

Todas las estadísticas del mundo, en última instancia, no pueden predecir con precisión cuánto tiempo vivirá una persona. Aunque hay muchos factores que contribuyen a la esperanza de vida que no se pueden modificar (nuevamente, el sexo, la raza, la genética), hay muchas cosas que pueden hacer.

La longevidad puede verse afectada por medidas para preservar la salud, por ejemplo, comer alimentos nutritivos, mantener un peso saludable, no fumar, mantenerse física y mentalmente activo y participar en oportunidades sociales.

En cuanto al consumo de alcohol, los datos son mixtos. Está claro que beber en exceso afecta negativamente a la salud, pero beber con moderación en realidad podría ser protector.

Tomar medidas para mantenerse a salvo también puede desempeñar un papel. Los ejemplos incluyen usar el cinturón de seguridad en un automóvil o un casco y otro equipo de seguridad al practicar deportes.

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