La fiebre es un aumento de la temperatura corporal. Es una respuesta natural y beneficiosa a una infección, que ayuda a movilizar el sistema inmunológico para combatir cualquier bacteria, virus u otro microbio que haya logrado invadir el cuerpo. También se puede desarrollar fiebre como síntoma de inflamación.
A menos que la fiebre se vuelva peligrosamente alta o dure un período prolongado de tiempo, a veces es mejor no tratar de bajarla, dada su función para ayudar a combatir las infecciones. Pero si está causando molestias, medidas como sumergirse en una tina tibia pueden ayudar, al igual que los medicamentos de venta libre (OTC) como el paracetamol o el ibuprofeno.
Si tiene fiebre muy alta o una que dura más de dos días (o si su hijo tiene fiebre que dura cinco días o más), consulte a un proveedor de atención médica. Los recién nacidos y los bebés menores de 3 meses deben ser vistos por un pediatra en caso de fiebre de cualquier duración.