Las células blásticas son células inmaduras conocidas como precursoras o células madre. Los blastos dan lugar a todo tipo de células especializadas diferentes. Por ejemplo, los neuroblastos dan origen a las células nerviosas. Los mieloblastos son glóbulos blancos inmaduros que se desarrollan en la médula ósea.

Todos tenemos explosiones. De hecho, cada uno de nosotros comenzó como una explosión o, más precisamente, un blastocisto (un revoltijo de células que se divide suficientes veces para convertirse en un embrión). Sin embargo, cuando aparecen diferentes tipos de blastos en lugares inesperados, o cuando se desarrollan blastos anormales, pueden ser un indicador de cáncer u otra enfermedad.

Este artículo analiza los blastos y los mieloblastos, cómo se forman y las condiciones que los afectan.

En la médula ósea sana, las células formadoras de sangre conocidas como células madre hematopoyéticas se convierten en glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas a través de un proceso llamado hematopoyesis.

Este proceso ocurre a lo largo de toda la vida, ya que las células sanguíneas se forman continuamente para reemplazar las que se han envejecido o desgastado. La célula madre elige su camino de desarrollo en una de dos líneas celulares, linfoide o mieloide.

En la línea celular mieloide, el término «célula blástica» se refiere a mieloblastos o blastos mieloides. Estas son las células más tempranas y más inmaduras de la línea celular mieloide.

Los mieloblastos dan lugar a los glóbulos blancos. Esta familia de glóbulos blancos incluye:

Los mieloblastos no suelen encontrarse en la sangre circulante de personas sanas. Cuando se encuentran en la sangre, pueden ser un indicador importante de enfermedades como la leucemia mielógena aguda y los síndromes mielodisplásicos.

Aunque la línea de células mieloides representa aproximadamente el 85% de las células de la médula ósea, menos del 5% debe estar compuesto por células blásticas. Algo más puede ser una indicación de una enfermedad grave.

Trastornos mieloblásticos

En el caso de la leucemia mielógena aguda (LMA) y los síndromes mielodisplásicos (SMD), existe una sobreproducción de mieloblastos anormales. Estas células no pueden convertirse más en glóbulos blancos maduros.

Leucemia mielógena aguda

La LMA es un tipo de cáncer que tiene otros nombres, como leucemia mieloide aguda, leucemia mielocítica aguda, leucemia mielógena aguda, leucemia granulocítica aguda o leucemia no linfocítica aguda. Es más común en personas mayores.

La AML ocurre cuando los blastos no maduran y se acumulan en la médula ósea. Cuando la producción de estos blastos se sale de control, pueden pasar de la médula ósea a la sangre circulante. Su presencia en una prueba de hemograma completo (CBC) es muy sospechosa de leucemia.

La mayoría de los casos de AML se desarrollan a partir de células que se convertirían en glóbulos blancos distintos de los linfocitos; sin embargo, algunos casos de AML se desarrollan en otros tipos de células formadoras de sangre.

Síndromes mielodisplásicos

MDS es un grupo de cánceres que afectan la producción de nuevas células sanguíneas en la médula ósea. En estas enfermedades, la médula ósea produce células blásticas anormales que no maduran adecuadamente y no pueden funcionar.

Estos blastos anormales comienzan a apoderarse de la médula ósea e impiden la producción de cantidades adecuadas de otros tipos de glóbulos, como plaquetas, glóbulos rojos y glóbulos blancos sanos.

MDS progresa a AML en aproximadamente 1 de cada 3 personas. Los tratamientos como el trasplante de médula ósea o ciertos medicamentos pueden ayudar a retrasar o prevenir esta progresión.

Cuándo ver a un proveedor de atención médica

Si bien los síntomas de AML y MDS a menudo son inespecíficos en las primeras etapas, debe consultar a un médico si experimenta:

  • Sangrado prolongado
  • Moretones con facilidad
  • fatiga persistente
  • Infección frecuente
  • Pérdida de peso inexplicable del 5% o más

Resumen

Los blastos son células inmaduras. Es normal tener blastos, pero cuando aparecen en lugares donde normalmente no se encuentran, puede ser un signo de enfermedad.

Los blastos en la sangre están asociados con cánceres como los síndromes mielodisplásicos y la leucemia mielógena aguda. Estas condiciones ocurren cuando se acumulan blastos inmaduros en la médula ósea y se derraman en el torrente sanguíneo.

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