La condición autoinmune crónica espondiloartritis anquilosante (AS) generalmente afecta las articulaciones y las estructuras de tejidos blandos en la columna vertebral. Pero los casos más avanzados de AS también pueden afectar áreas periféricas como el talón y causar dolor en esta región. AS puede provocar dolor intenso, rigidez y, en última instancia, inmovilidad, especialmente si no se trata.

Este artículo detallará cómo la espondilitis anquilosante causa dolor en el talón y cómo se maneja comúnmente este síntoma menos típico.

¿Qué es el dolor de talón?

El dolor en el talón puede ser intermitente o más crónico y constante, según la persona. Por lo general, surge en la parte inferior o posterior del hueso calcáneo (talón), aunque también pueden verse afectados los lados del pie.

La calidad del dolor también puede variar, desde sordo y doloroso hasta más agudo y punzante. Ocasionalmente, también pueden presentarse otros síntomas como calor, enrojecimiento o hinchazón en el talón y las áreas circundantes.

El dolor de talón suele empeorar a primera hora de la mañana o después de estar sentado durante mucho tiempo. El movimiento o el ejercicio suave pueden ayudar a aliviar este dolor, aunque pasar mucho tiempo de pie tiende a empeorarlo. En casos severos, el dolor en el talón puede dificultar las caminatas largas e incluso hacer que cojee.

Cuándo buscar ayuda

Si experimenta un dolor de talón intenso o progresivo, asegúrese de consultar a un proveedor de atención médica. Esto es especialmente cierto si se acompaña de otros síntomas como dolor de espalda o rigidez, dificultad para respirar profundamente, cambios en la visión o dolor de estómago.

¿Es el dolor de talón un síntoma de la espondilitis anquilosante?

Si bien la espondilitis anquilosante se considera comúnmente una afección de la columna, puede afectar muchas otras estructuras, incluido el talón. Esto se debe a que la enfermedad es de naturaleza reumática y causa inflamación y dolor generalizados en las articulaciones del cuerpo. Ocasionalmente, esto incluye regiones periféricas como los talones, las caderas, los hombros, los dedos de las manos y de los pies.

El dolor en el talón causado por la espondilitis anquilosante generalmente surge cuando la inflamación sistémica se dirige al talón o a los ligamentos y tendones que lo soportan. Más comúnmente, el dolor en esta área ocurre con síntomas de EA más tradicionales, como dolor de espalda crónico y rigidez de la columna.

Se desconoce la razón exacta por la que AS se desarrolla en algunas personas. Sin embargo, se han identificado ciertos marcadores genéticos que predisponen a las personas a contraer la enfermedad. Además, varios grupos de personas parecen estar en mayor riesgo, entre ellos:

Tratamientos y manejo del dolor de talón

Para tratar el dolor de talón causado por la espondilitis anquilosante, uno de los primeros pasos es controlar la inflamación subyacente asociada con esta afección. Varias clases de medicamentos se utilizan comúnmente. Éstas incluyen:

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE): Los AINE, como Advil o Motrin (ibuprofeno) y Aleve (naproxeno), ayudan a aliviar el dolor, la rigidez y la inflamación de las articulaciones asociados con la EA.
  • Azulfidina (sulfasalazina): Este medicamento trata la hinchazón de las articulaciones, el dolor intenso y los problemas gastrointestinales (GI) en casos graves.
  • Bloqueadores del factor de necrosis tumoral (TNF): Estos medicamentos, que incluyen Enbrel (etanercept) y Humira (adalimumab), controlan los síntomas en la columna vertebral y las articulaciones periféricas al mismo tiempo que reducen la inflamación en el estómago y los ojos.
  • Inhibidores de la interleucina-17A (IL-17): Estos medicamentos, que incluyen Cosentyx (secukinumab) y Taltz (ixekizumab), bloquean moléculas llamadas citoquinas para que no desencadenen respuestas inflamatorias en el cuerpo.

Además de los medicamentos, también se sugieren con frecuencia otras estrategias de control de los síntomas. La fisioterapia puede ayudar a mejorar su movilidad y aumentar la fuerza de los músculos que sostienen el pie y el tobillo. El ejercicio aeróbico regular también juega un papel importante en el alivio del dolor y la rigidez.

Algunos proveedores de atención médica también recomiendan cambiar su dieta para reducir la ingesta de alimentos que causan inflamación. La investigación que respalda esta estrategia de manejo aún es mixta y se necesitan más estudios.

En los casos de daño articular severo por espondilitis anquilosante, puede ser necesaria la cirugía para brindar apoyo adicional o estabilidad al área afectada.

Cuándo ver a un proveedor de atención médica

Si bien el dolor en el talón puede ser causado por la espondilitis anquilosante, la queja rara vez se ve de forma aislada si tiene esta enfermedad. En cambio, varios otros síntomas también suelen estar presentes al mismo tiempo. Entre los más comunes se encuentran:

  • Rigidez y dolor en la espalda baja
  • Dolor y rigidez de cadera, hombro, rodilla o pie
  • Dificultad para respirar profundamente debido a dolor o rigidez en las costillas
  • Dolor en los ojos o cambios en la visión
  • Fatiga
  • Pérdida de peso o cambios en el apetito
  • Dolor de estómago o diarrea
  • Erupciones en la piel

Si experimenta dolor en el talón o cualquiera de los otros síntomas enumerados anteriormente, es importante que se comunique con un proveedor de atención médica. Esto es especialmente cierto si los síntomas empeoran progresivamente o son graves. Hablar de sus síntomas con un profesional experimentado puede ayudar a identificar los tratamientos apropiados que están disponibles.

Resumen

La espondilitis anquilosante es una afección autoinmune crónica que causa niveles elevados de inflamación en el cuerpo. Si bien las áreas más comúnmente afectadas son la columna vertebral y la pelvis, ocasionalmente pueden verse afectadas las articulaciones periféricas, como el talón. Cuando esto ocurre, un síntoma potencial es el dolor en el talón.

Muchos tratamientos pueden controlar esta enfermedad, incluidos medicamentos, fisioterapia, cambios en la dieta y ejercicio regular. Asegúrese de hablar con un proveedor de atención médica sobre cualquier síntoma que esté experimentando para que pueda diagnosticar la causa y determinar qué intervenciones son apropiadas.

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