Dado que Estados Unidos tiene como objetivo aumentar el diagnóstico y el tratamiento tempranos de las personas con VIH, se ha puesto un mayor énfasis en determinar la precisión de las pruebas de VIH en entornos del mundo real, no solo para minimizar la cantidad de resultados de pruebas falsos positivos o negativos, sino también para identificar mejor a las personas durante las primeras etapas (agudas) de la infección, cuando el riesgo de transmisión es especialmente alto.
Para ello, investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) realizaron una revisión de más de 21.000 pruebas de VIH realizadas entre los años 2003 y 2008 en algunas de las poblaciones de alta prevalencia de la ciudad.
De los cuatro tipos de pruebas utilizadas durante este período, desde las pruebas de anticuerpos de primera generación hasta las pruebas orales rápidas, se diagnosticó el VIH a 761 personas (prevalencia del 3,6 %), mientras que 58 se identificaron durante la infección aguda.
El estudio también tuvo como objetivo comparar la precisión de los ensayos de prueba más nuevos, incluidas las pruebas de antígeno/anticuerpo de cuarta generación, al volver a analizar la sangre de las 58 personas previamente diagnosticadas con infección aguda por VIH.
Como la precisión está relacionada con la sensibilidad (el porcentaje de pruebas que dieron positivo en una persona con la afección) y la especificidad (el porcentaje de pruebas que dieron negativo en una persona sin la afección), el mensaje final es que hay espacio para mejora en las pruebas del VIH para detectar infecciones más agudas.