La artrofibrosis es una afección en la que se acumula tejido cicatricial alrededor de una articulación, generalmente después de una lesión traumática o un procedimiento quirúrgico. Es especialmente común en la rodilla. La artrofibrosis puede ser debilitante, limitar su rango de movimiento y causar un dolor considerable.
Los tratamientos conservadores como el descanso, los medicamentos para el dolor y los ejercicios generalmente se prueban primero. Si no ayudan, es posible que se necesite cirugía para eliminar el exceso de tejido cicatricial.
Síntomas de la artrofibrosis
Los síntomas principales de la artrofibrosis incluyen:
También puede desarrollar:
- Una incapacidad para enderezar la pierna, lo que resulta en una cojera
- Incapacidad para doblar la pierna.
- Hinchazón o calor en la articulación
- Un sonido o sensación chirriante cuando mueve la articulación (llamado crepitación)
Los síntomas pueden volverse más debilitantes que la lesión original o el problema que provocó la cirugía, lo que dificulta caminar, conducir o sentarse y levantarse de una silla.
Causas
La artrofibrosis es una complicación común de procedimientos como la cirugía de reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA) y artroplastia total de rodilla (TKA). La condición es causada por la inflamación y la creación de un exceso de tejido cicatricial.
La respuesta natural de su cuerpo al trauma, como una lesión o una cirugía, es producir tejido cicatricial. Algunas personas tienden a producir demasiado, especialmente si tienen una infección en el sitio u otro problema que complica la cicatrización.
Según un estudio de 2019, eso puede deberse a una interrupción en el proceso de curación.Esencialmente, su cuerpo no recibe el mensaje de detener el proceso de curación incluso después de que se repara el trauma, por lo que sigue produciendo tejido cicatricial.
El tejido cicatricial es denso y fibroso. Cuando se forma en abundancia, puede trabar la articulación y evitar el rango normal de movimiento. El proceso también puede hacer que sus músculos y tejidos conectivos se acorten y endurezcan (lo que se denomina contracturas).
Diagnóstico
Cuando acude al proveedor de atención médica con síntomas de artrofibrosis, generalmente le realizarán un examen físico y le preguntarán sobre su historial de lesiones o cirugía. También evaluarán su capacidad para flexionar la rodilla.
Para confirmar el diagnóstico y tener una idea de la magnitud del problema, es probable que te envíen una resonancia magnética nuclear (RMN) y una radiografía.
De acuerdo con los criterios diagnósticos actuales, la artrofibrosis se puede diagnosticar cuando el rango de movimiento limitado en la articulación es persistente a pesar de los tratamientos conservadores.
Sin embargo, algunos investigadores cuestionan si este es un criterio válido porque algunos casos confirmados han implicado una pérdida mínima del rango de movimiento pero han sido considerablemente dolorosos e incapacitantes.
Tratamiento
El primer tratamiento para la artrofibrosis es reposo, hielo y medicamentos antiinflamatorios para reducir el dolor y la hinchazón. Es probable que se le aconseje que comience con ejercicios suaves de amplitud de movimiento para aumentar la flexibilidad. También es posible que lo remitan a fisioterapia para mejorar el uso de la articulación.
Si eso no resuelve el problema, entonces tiene la opción de dos procedimientos comunes: manipulación bajo anestesia o extirpación quirúrgica del tejido cicatricial. Ambos se realizan en el quirófano bajo anestesia, pudiendo realizarse combinados en algunos casos.
En la opción no quirúrgica, lo ponen bajo anestesia general y el proveedor de atención médica dobla su pierna con fuerza para romper el tejido cicatricial.
La opción quirúrgica, en la que el proveedor de atención médica ingresa y extrae el tejido cicatricial, es más común. Por lo general, se realiza mediante artroscopia (con pequeñas incisiones). Después de la cirugía, es importante realizar fisioterapia para recuperar la fuerza y el movimiento, así como para prevenir la formación de tejido cicatricial.
Prevención
La prevención de la artrofibrosis después de la cirugía se logra mejor con una rehabilitación temprana del rango de movimiento. La artrofibrosis solía ser mucho más común después de la cirugía de LCA cuando los proveedores de atención médica solían restringir la movilidad de los pacientes para permitir que el ligamento se curara.
Ahora, debido a los avances en las técnicas quirúrgicas y la rehabilitación, la mayoría de los cirujanos instruyen a sus pacientes para que muevan la articulación horas o días después de la cirugía, y eso reduce la probabilidad de artrofibrosis.
Sin embargo, un estudio de 2019 advierte contra la fisioterapia «agresiva», porque el ejercicio puede desencadenar inflamación y, en algunos casos, empeorar el problema.